Líneas de Nazca genera preocupación por riesgos ambientales

 

Líneas de Nazca vistos desde el aire, entre ellos “El Árbol” y “Las Manos”, cortados por la carretera Panamericana. Foto: Rodrigo Abd / AP

Las Líneas de Nazca, grabadas con precisión en la vastedad del desierto peruano, han sobrevivido miles de años como testimonio silencioso de una civilización antigua que entendía el mundo desde lo espiritual, lo simbólico y lo sagrado. Hoy, ese legado invaluable enfrenta una amenaza que no proviene del tiempo ni de la naturaleza, sino de decisiones humanas. El reciente anuncio del Gobierno peruano de recortar en más del 40 % el área protegida que rodea este sitio Patrimonio Mundial ha encendido las alarmas. Se trata de más de mil hectáreas que perderían su condición de resguardo arqueológico y ambiental, justo en una región cada vez más codiciada por la minería informal.

Castro advirtió que esta decisión viola la Ley de Evaluación de Impacto Ambiental, que exige proteger el patrimonio arqueológico e histórico del país. Peor aún, denunció que el Ministerio de Cultura omitió evaluar el impacto acumulativo que decenas de operaciones mineras podrían tener en una zona arqueológicamente frágil y rica en historia.


A pesar de las críticas, el Gobierno insiste en que la condición de Patrimonio Mundial de la UNESCO no se ve comprometida. Sin embargo, la UNESCO ha declarado a la agencia AP que no ha sido informada formalmente sobre ningún cambio en los límites del sitio, lo cual contradice el procedimiento estándar que los Estados deben seguir cuando gestionan áreas protegidas. El ministro de Cultura, Fabricio Valencia, reconoció públicamente al día siguiente que existe minería ilegal dentro de la reserva, aunque intentó minimizar el impacto asegurando que la nueva medida no fomentará ni facilitará este tipo de actividades. Sin embargo, no ofreció detalles sobre los yacimientos ni sobre el tipo de minerales que se explotan allí.


Proteger las Líneas de Nazca no es una cuestión de nostalgia ni un lujo cultural. Es reconocer que el verdadero progreso no se mide solo en toneladas de mineral extraído, sino en la capacidad de una nación para honrar su pasado mientras construye su futuroLo que está en juego no es solo un sitio arqueológico, sino el respeto a nuestra historia, a la tierra que habitamos y a las generaciones que vendrán.

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